![]() Piden medidas para reducir los daños personales y sociales de las olas de calor Lucila Marin LA NACION Especialistas advierten sobre los efectos del cambio climático y ofrecen recomendaciones para aliviarlos El calor parece otra vez no encontrar límites. El planeta soportó, una vez más, el año más caluroso. El 2024 superó el récord de 2023 y fue oficialmente el año más cálido del registro a nivel global, según confirmó el Servicio de Cambio Climático Coperni- cus (C3S) de la Unión Europea. La tendencia global muestra que habrá olas de calor más frecuentes, más severas, que duren mayor cantidad de días y abarquen más zonas. En la Argentina, en medio de un verano que empezó con temperaturas atípicas, esta semana se espera la primera ola de calor de 2025 y el inicio de un período en el cual las marcas térmicas irán en aumento. "A partir del martes [por hoy], en el centro y el norte de la Argentina vamos a tener temperaturas mínimas que van a estar entre los 24 y los 28 grados, y máximas que van a estar entre los 33 y los 42 grados", detalló Cindy Fernández, vocera del Servicio Meteorológico Nacional (SMN). En la ciudad de Buenos Aires el termómetro podría superar los 37 grados. "Solamente podríamos tener un alivio si la brisa de río sopla a la tarde y genera un descenso en todas las zonas costeras", agregó. Para Carlos Ferreyra, médico epidemiólogo ypresidente de la Alianza Clima, Vida y Salud/ACVS Internacional, habrá que prepararse. "Ahora entramos en el curso más potente de esta ola de calor, que afecta no solo por el calor atmosférico generado naturalmente por la estación de verano, sino también por el efecto de isla de calor urbano que se da en la mayoría de las ciudades capitales y otras de gran tamaño. Ese efecto se encuentra, a la vez, potenciado por la falta de políticas locales ante los daños y los costos del calor, aun cuando todos los estados argentinos se comprometieron formalmente a actuar, cuando el Congreso endosó en 2016 medidas contra el cambio climático", señaló. En diálogo con la nación, agregó que luego de ocho años "todos los estados -nacional, provincial y munici- pales- deberían contar con normas, planes ypresupuestos paradefender a la población del calorextremo y los cortes de energía asociados. Esta falla sistémica para actuar ante el calor se completa con la falta de preparación de los ciudadanos, sean vecinos, trabajadores, políticos, profesionales de la salud, policías, entre tantos más, para protegerse a sí mismos y a sus familias ante temperaturas por encima de los 32°C, que es cuando comienzan a aparecer los daños para la salud". Ferreyra apuntó que desde la asociación hacen un llamado a la acción a los gobiernos, para que proporcionen información y asignen recursos a los fines de implementar medidas de emergencia, anticiparse y reducir los efectos negativos de las olas de calor. Los ejes deberían estar, según dijo, en "prevenir los crecientes daños en pérdidas de vida, epidemias, enfermedades, ausencias laborales, productividad". También se refirió al daño "a los mercados y a los trabajadores, a la macroeconomíay al PBI argentino". Agregó que en la última década se vienen dando consecuencias con "impactos no gestionados, no medidos por estadísticas oficiales". A la vez, como lo hizo la semana pasada por escrito la alianza que lidera, planteó que es necesario poner en marcha intervenciones locales, que adopten sistemas de alerta temprana del SMN, e implementar también mapas térmicos y programas locales de prevención, junto a vecinos y referentes profesionales y técnicos de barrios urbanos y regiones más afectados, para anticiparse al calor. Las zonas urbanas con alta concentración de personas son particularmente vulnerables a los impactos del cambio climático, con un marcado fenómeno de islas de calor y riesgo de inundaciones. Las ciudades son claves para frenar y revertir la crisis ambiental actual, según remarca la última edición de la revista Pulso Ambiental, de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN). También se subraya que es necesaria la imple- mentación de políticas de planificación urbana, que contemplen la relación entre las ciudades y los ecosistemas naturales y que garanticen su protección. "Las ciudades tienen un rol clave en el diseño y la implementación de políticas públicas vinculadas con la sostenibilidad a escala local, para enfrentar el desafío que supone la crisis ambiental a nivel global", dijo Nahuel Pugliese, licenciado en Ciencias Ambientales por la Universidad de Buenos Aires y magíster en Derecho y Economía del Cambio Climático. Señaló que los centros urbanos son responsables de alrededor de un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, una de las principales causas del aumento de la temperatura global, dadas las altas tasas de urbanización, la demanda de energía y las actividades industriales, comerciales y de servicios. "Alrededor del 56% de la población mundial vive en ciudades; hay una tendencia creciente que se prevé que continuará en alza, ya que la población urbana aumentará más del doble para 2050. América Latina es la región más urbanizada del mundo en desarrollo, y en la Argentina el 92% de la población vive en áreas urbanas", sostuvo Alejandra Ramírez Cuesta, doctora en políticas públicas por la Universidad de Texas. La vulnerabilidad al cambio climático no es homogénea, sino diferencial, planteó Ramírez Cuesta, y marcó que las consecuencias de este fenómeno agravan las desigualdades. "Los más pobres -dijo- tienden a estar más expuestos a los impactos climáticos, sufren mayores pérdidas económicas y disponen de menos recursos y capacidades para afrontarlos y recuperarse. Para que las sociedades avancen hacia una adaptación justa es necesario que se produzcan cambios importantes en las políticas públicas y las prácticas que abordan las desigualdades". Pugliese también relató que en América Latina "las poblaciones urbanas son particularmente afectadas, producto de un desarrollo desigual, junto a una infraestructura y estructuras de gober- nanza inadecuadas, que limitan la capacidad de los ciudadanos y sus autoridades para diseñar políticas ambientales sólidas y adaptarse al cambio climático". "En la agenda ambiental internacional, el rol de los gobiernos locales creció enormemente, en particular en la última década, aumentando su institucionalización en los procesos de negociaciones ambientales", expresó. Y destacó el caso de la Red Argentina de Municipios contra el Cambio Climático (Ramcc), en la que participan más de 270 municipios, porque estas redes les brindan gran visibilidad a nivel internacional a las ciudades y "presionan a los gobiernos nacionales para aumentar su ambición en torno de metas ambientales". Ante la llegada de las altas temperaturas, Ferreyra recomendó prestar atención a "la aparición de signos de alarma por la acción del calor extremo en el cuerpo", tanto al aire libre/exterior como dentro de casa, en el lugar de trabajo o en la escuela, sin olvidar a los adultos mayores que viven solos ni a los animales domésticos y silvestres. Esto, añadió, debe ir junto con acciones concretas de los municipios para enfriar entornos donde la población vive y trabaja, junto con programas de pronta respuesta ante la alerta de ola de calor del SMN. Para los vecinos, en los talleres sobre calor urbano que da online por Radio Clima Internacional, incluye algunas recomendaciones generales. "Es muy importante conocer la temperatura real y la humedad a la que estamos expuestos para poder anticiparnos a los daños del calor y, también, para hacer un seguimiento de las personas que pueden ser más vulnerables, como los bebés, los chicos, nuestros padres cuando son mayores y abuelos, las personas que están enfermas o con discapacidad", mencionó. Sirve para eso contar en casa, en el lugar de trabajo, o en el hospital, por ejemplo, con un termómetro digital que mida "día y noche" la temperatura y la humedad ambiente, finalizó.* Con la colaboración de Fabiola Czubaj Veranos con generador propio, una imagen repetida en los últimos años Menciones: Ceco1 cfinanE
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